Conferencia

¿Y si pensamos mejor en el teatro del conflicto?

Milena Grass/ Escuela de Teatro Pontificia Universidad Católica de Chile

En los años 90, el término “post-conflicto” surgió para describir la condición social común de los países que se recuperaban tanto de una guerra interna como externa. Junto con la justicia transicional, la idea de una sociedad del post-conflicto ofrecía cierta esperanza en el futuro. Nos quisieron hacer creer que la dictadura había terminado en Chile y que, finalmente, la democracia había sido restablecida. El estallido de octubre del 2019 puso las cosas en su lugar correcto. Si bien se había restituido el derecho al voto, la injusticia social había crecido aún más. Frente al “No lo vimos venir” de los sectores que buscaban desconocer las consecuencias del capitalismo neoliberal instaurado en Dictadura. Sin embargo, mirando en retrospectiva, la famosa producción de El Rey Lear, de W. Shakespeare (Teatro UC, 1992) parece predecir con certeza la trama de maquinaciones ocultas que condujo a recuperar el derecho a voto a fines de los 1980 y su catastrófico desenlace décadas después. Desde la perspectiva del Estallido, etiquetar el período que se inaugura en 1990 en Chile como del “post-conflicto” resulta claramente fallido.

Dado que el conflicto es una de las fuerzas más potentes del teatro y siguiendo a Chantal Mouffe (2007) en sus afirmaciones de que el conflicto es intrínseco a las sociedades humanas y que necesitamos entender cómo lidiar mejor con él, presentaré cuatro producciones chilenas (“Trewa. Nación – Estado o el espectro de la traición”, de Paula González (TeatroKIMUN, 2019), “Hablan”, de Leyla Selman y dirección de Rodrigo Pérez (Teatro La Provincia, 2023), “Yungay”, de Andrés Kalawski y dirección de Aliocha de La Sotta (lecturas dramatizadas, 2023) y “Eloísa”, de Emilia Noguera y Andrés Kalawski y dirección de Andreína Olivar (Teatro UC, 2024)) como prácticas para tematizar y mediar el conflicto.

Montaje El Rey Lear (1992), Teatro UC. Fotografía Teatro UC.